"No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino."
(Confucio)
Vivimos en una sociedad muy extraña, según mi criterio, que premia y castiga en vez de simplemente aceptar, que nos inculca la adoración al dinero, y el culto al plasticismo mientras los verdaderos valores y las cualidades más humanistas quedan relegadas al rincón de las peroles viejos sin importancia. Un mundo donde se admira al ejecutivo que ha vendido su alma, y se trata con desprecio al profesor o profesora que entrega la suya a la formación de nuestro recurso más preciado, nuestros hijos e hijas. Donde se le pone alfombra roja a la actriz que nos deslumbra con su anormal delgadez y se mal paga a la enfermera que día y noche entrega sus dones a quienes carecen de salud.
Donde se premia al que miente, tanto para conseguir votos como también, simplemente para lograr sus maléficos cometidos, pero se ignora al que dice la verdad sobre la urgencia que tiene la raza humana de despertar y salvarse de su auto condena a muerte.
Donde se etiqueta a un niño o niña y se le enseña a depender de la aprobación de padres, madres, docentes y mundo adulto respectivamente, quedando así condenado a ser un ser moldeable de por vida a lo que piense y acepte el resto.
Donde se juzga el pensamiento libre, y se cataloga de rebelde o hiperactivo a quien simplemente no puede seguir reglas mal impuestas porque sencillamente tiene personalidad propia.
Si, vivimos en un mundo así, pero es hora y estamos a tiempo de comenzar a cambiar el abono que alimenta la semilla de nuestra especie, es hora de sembrar y rescatar ideas diferentes que aseguren la supervivencia de la raza humana. Ideas que han sido aportadas desde hace mucho por unos pocos, pero que han sido dejadas en letras y hojas de libros cerrados.
No podemos permitir que el mundo moderno y la "sociedad" sigan pateando y maltratando a nuestros niños y niñas. Si deseamos una buena cosecha, cuidemos las bellas semillas que tenemos en nuestro poder, en nuestras aulas…..para que definitivamente, el mundo adulto, ya deje de encargarse de hacer que se sigan marchitando mucho antes de germinar.
El éxito como meta exclusiva, la sobre exigencia escolar, el premio-castigo como método de enseñanza, la etiqueta mal llamada calificación, el materialismo desmedido convertido en consumismo enfermizo, la desvalorización de la sencillez, la adulación ciega a la riqueza material, el entretenimiento retorcido y desenfocado que regala la TV, Tablets, celulares y la falta de tiempo libre, son entre otros, los principales factores de intoxicación de nuestra cosecha, de nuestros alumnos, de nuestros niños.
Es de urgencia extrema cambiar el abono para estas semillas, es urgente dedicarles amor, pasión y sed por aprender; ya no es una opción, sino la única forma de cambiar de rumbo, de cambiar el mundo que deseamos para ellos…..porque si de algo estoy totalmente convencida es que por ahora vamos por el camino equivocado.
Cartulina Chimpirincoca
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